martes, 1 de junio de 2010

Pequeñas reformas

A mi el tamaño de la casa me lo trae al fresco es algo que me trae sin cuidado, eso si, lo del techo de velcro... ¡joder, eso si que me ha molado! Al fin podría expresar mi insatisfacción andando por el techo tranquilamente, ya que subirme por las paredes nunca dio resultado, ¡cuantos berrinches me habría ahorrado! y como habría mejorado la convivencia con solo poner el techo de velcro.


Aunque claro, es fácil decirlo a toro pasado, pero lo cierto es que no se si habría sido capaz de convencer a mi pareja de tamañas ventajas, pues jamas logre tampoco que entrase en razón para poner cortinas de macarrones en lugar de puertas. No quiero hacerme mala sangre, prefiero pensar que no lo entendía porque es una idea adelantada a su tiempo.


Y es que cuantos problemas de convivencia podrían evitarse acondicionando las casas debidamente.


También debo decir que ese afán mio de encontrarle otro uso a las cosas... no en pocas ocasiones me ha dado mas disgusto que satisfacción, es lo que tiene el método experimental, pero no creo estar equivocada, solo es cuestión de madurar las ideas... definitivamente debemos lanzarnos de boca al arte de hacer nuestros los espacios, las cosas no son para lo que son, ¡son para lo que nosotros queramos usarlas!


Eso si...la cama es algo que modificaría bien poco, es probablemente el lugar más perfecto de la casa, que bonita es la vida en 1,50 x 2,00... bueno si acaso incorporarle un botón de eyección, para mi por las mañanas... y... ¡que coño! otro botón de erección, para él por las mañanas también, para así tener la opción de equivocarnos de botón... al fin y al cabo la cama siempre fue el parlamento, y no, no lo digo por los errores cometidos por sus señorías en el hemiciclo, eso ya es harina de otro sofá.


NOTA: Este post responde al tema de la propuesta semanal que desarrollamos entre varios compañeros blogueros
 Propuesta semanal: Con los treinta metros que tiene el piso...

Siguiendo el enlace encontrareis tambien los post de los compañeros.



7 comentarios:

  1. Esta vez no te machacaré, tranquila.
    Me parece muy acertado, pero denoto cierto feminismo oculto en este ensayo, me recuerda al anuncio de la lavadora por cierto. Lo bueno sería apretar los dos botones, eso sí, directos hacia la ventana.

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  2. Mi querida amiga, no puedo estar más de acuerdo cuando dices que "las cosas no son para lo que son, son para lo que nosotros queremos usarlas"
    Es cierto que desde que un sueco se inventó Ikea las cosas más rídiculas se nos hacen imprescindibles, y que las cosas lejos de tener la función que queramos que tengan, pasan a ser un motivo para pasar la tarjeta, eso si, si es la Ikea Family mejor.. :) porqué y lanzo la prengunta al aire.. Para que coño sirve el aparatejo de plástico con agujeros feo de cojones que se cuelga en la pared para menter las bolsas de plástico??? Pero bueno si toda la vida se han metido en un cajón, si ese que además se llenaba de migas y cacharrillo varios como abridores, velas de cumple gastadas, algún gelocatil caducado. La creatividad no se mide ya por la utilidad sino por el bolsillo. Reivindico por guardar las bolsas de plástico dentro de otra bolsa, o en un cajón.. o que coño mejor las tirarmos el contenedor amarillo y utilizamos las de papel.. y entonces: Inventor de Ikea que inventó el puto plastiquito para las bolsas.. que pasa ahora con nuestras nuevas bolsas.. dónde las metemos?? Aisshh ahi viene lo que mi amada amiga comentaba, propongo que el cacharro de plástico metamos la barra de pan.. el paraguas, el fuet de Tarradellas..o el juguete nocturno de noches solitarias.. ¿más ideas?

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  3. Mi querido Martial, de verdad de la buena que no hay un ápice de feminismo en este escrito, simplemente es que soy mujer y mi punto de vista, es de mujer. Considero que el feminismo fue un movimiento muy relevante en su dia, pero dado el cariz que ha ido tomando lo asocio en cierto modo con el resentimiento y eso es algo que tampoco habita en mi ;)

    Amiga y comadre Jou, me encanta tu propuesta, es sencillamente genial. La siguiente vuelta de tuerca creativa sería intercambiar los usos de los objetos ensartados en el plastiquito de mierda, como por ejemplo sacar un platito con el juguete nocturno y unas birras para las visitas o resguardarse de la lluvia bajo la barra de pan, y atención a esta ultima idea, ya que cuando desaparezcan definitivamente las bolsas de plastico podremos ver a millones de señoras con barras de pan sobre la cabeza haciendo alarde de su creatividad adaptativa, pero nosotras sabremos que la idea original siempre fue tuya.

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  4. entonces.. ¿¿comeremos trozos de paraguas para el pà amb oli??? o mejor aún.. ya imagino las aceitunillas pinchados en los alambres del paraguas a modo de banderillas.. jajajajaj

    si quiers seguimos dando vueltas a la tuerca ehhh

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  5. Me ha gustado lo de los botones, jejejeje, y lo de la "harina de otro sofá", esos inventos de Chu Mari... Perdita, Perdita....

    Cierto, todo es como queramos nosotros que sea, así de simple y complicado a la vez

    :))))

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  6. La casa es el refugio de cada uno. Ahí tienen que convivir dos o más "seres". Es el espejo de una relación. Se supone que tiene que haber un fifty/fifty y ceder por las dos partes para que quede lo más a gusto posible para todos.
    Si no estás bien en casa, no estás bien en ninguna parte.

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  7. Efectivamente, lo ideal seria un fify-fifty, pero a veces pasa que lo que tienes para mezclar es agua y aceite, y por mucho que la proporción sea la correcta el resultado es que aunque las partes conservan intactas sus rasgos particulares el resultado no es una materia homogenea... o que mezclas plastilina roja con plastilina verde, que aunque fusionan su materia a la perfección convirtiendose en uno, ello les cuesta perder a ambas sus bonitos colores brillantes para acabar siendo juntos plastilina color truño...
    A veces es simplemente una cuestión de incompatibilidad y no de proporción... ¡que más quisiera yo que ser un bioman y que todas mis fusiones fueran perfectas! Mientras tanto no me queda más que pensar en cuanto del color marrón me debo a mi misma, pero sin castigarme, lo hare desde el comodo asiento del sentido del humor...

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